sábado, 27 de octubre de 2012

Que ponerse a partir de los cicuenta.



Hoy mi enttada la escribe Julia Navarro, escritora de esas novelas que cuando pasas de la pagina cinco no puedes dejar de leer.Algun problema me ha traido con mi marido por no apagar la luz a altas horas de la madrugada. Recomiendo cualquiera de sus libros, creo que los he leido todos.

Me ha resultado curioso su editorial de hoy, cuando me sentia una incomprendida en este sentido, con la siguiente frase: ?que me pongo hoy?
Es el titulo del articulo que ha escrito en http://www.hoymujer.com/Hoy/entre-nosotras/compro-Julia-Navarro-699206102012.html
Consuela un poco que mujeres de la talla de Julia Navarro, y no me refiero a la de la etiqueta en su ropa, se queje de que los gurus de la moda no nos presten atencion.
Somos profesionales, auntenticas, atractivas en nuestra mediana edad, (porque ya no somos abuelitas de la potsguerra), y queremos moda para nosotras, triunfadoras a precios exorbitantes, o lowcost asequible para todas.
Os dejo con Julia, que sabe expresar con maestria lo que muchas sentimos y no decimos.

HACE UNOS DÍAS una entrevista que le hacían a Ángeles Caso con motivo de la publicación de su última novela, “Donde se alzan los tronos” –estupenda, por cierto–, en la que le preguntaban también sobre temas relacionados con moda. Y decía Ángeles Caso que es difícil encontrar ropa para las mujeres que ya hemos cumplido los 50. ¡Qué razón tiene! Es verdad que las cincuentonas de hoy no nos parecemos a nuestras abuelas a esta edad. Ahora, la mayoría procura cuidarse, no solo para estar mejor, sino para estar más sanas. No es extraño que una mujer de 50 tenga una talla 38, 40 o 42 y que, por tanto, pueda comprar lo último en moda. Pero el problema es que, aunque quepas en una talla 38, eso no te devuelve los 20 o los 30 años, de manera que la ropa que encuentras es excesivamente juvenil.

EN OCASIONES, cuando me pruebo un vestido que es minifaldero, yo lo rechazo de inmediato por más que la dependienta de turno me diga: “¡Pero si usted está delgada y puede llevar minifalda!”. Mi respuesta siempre es la misma: sí, estoy delgada, pero no tengo edad de llevar minifalda o, al menos, yo no me encuentro bien con una “mini”. Y les aseguro que cuando tenía 15, 17 o 20 años las llevaba. O, de repente, encuentro una camiseta que me gusta y, cuando me la pruebo, el escote me llega más o menos por el ombligo o es tan ajustada que apenas puedo respirar. “Pero es que las camisetas se llevan así de ceñidas”, me dice entonces la vendedora, como si yo fuera marciana por cuestionar la estrechez de la prenda. Y sí, esa es la moda, pero yo no me encuentro a gusto con una camiseta ceñida, vamos, que no tengo edad.

POR NO HABLAR de las mangas. ¿Es que ningún modisto o ningún diseñador de prendas “low cost” se ha enterado de que, a partir de una edad, los brazos de una mujer no lucen tan bien como cuando eres joven? No se trata de llevar unas mangas que te cubran todo el brazo, sino de un poco de manga, un poco de caída, en fin, algo con lo que disimular los estragos de la edad. Es lo que digo: o te vistes como se vestía tu abuelita o lo haces como si fueras una veinteañera, porque lo difícil es encontrar ropa adecuada para esa mediana edad que ahora son los 50 o los 60 años. Dirán ustedes que, con la que está cayendo, no debería preocuparme por algo como la ropa. Pero vestirse es parte de las normas de la civilización y, a la hora de hacerlo, necesitamos todos sentirnos a gusto con nosotros mismos, porque eso nos ayuda a desarrollar mejor lo que tengamos que hacer. La ropa nos puede dar seguridad o quitárnosla. De manera que no es un asunto baladí y, mucho menos, a partir de cierta edad.

DESDE HACE AÑOS, muchas de las mujeres de mediana edad que trabajan se han encasquetado un uniforme: el traje de chaqueta, ya sea con falda o con pantalón. Es decir, les hemos copiado el uniforme a ellos, precisamente porque quienes diseñan moda no suelen ponerse en la piel de las mujeres reales, las que vamos a trabajar todos los días y necesitamos por igual estar cómodas y sentirnos bien. Yo, la verdad, echo mucho de menos que los diseñadores utilicen un poco de imaginación y no piensen solo en las mujeres que hacen el paseíllo por las alfombras rojas.

P. D.: Aunque mis prendas favoritas sean los “jeans”, las camisetas, los jerseys amplios y las bailarinas, no dejo de tener problemas a la hora de buscar qué ponerme sin parecer que quiero rememorar mis 20 años o tener una imagen del siglo pasado. ¡Que alguien piense en las cincuentonas, por favor!               

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